Mañana
se celebra el Día Internacional de la Mujer. Este año parece que el movimiento
va a ser masivo al estar acompañado de una huelga, una huelga de mujeres, una
huelga que más que parar el mundo, pretende marcar un punto de partida, un
punto de “hasta aquí hemos llegado, ahora todo tiene que cambiar”.
¿Qué
le pasa al mundo que parece el mismo mundo de hace 40 años? eso sí, ahora, todo
es en versión digital y, quizás por eso me cueste, abuela, explicarte que,
quizás las cosas no han cambiado tanto como parecen.
Abuela,
¿recuerdas cuando me mirabas y me decías que si tú tuvieras mi edad te pondrías
una buena minifalda y saldrías a la calle y, pobre el que se le ocurriera
acercarse a ti? Bueno, pues quizás, aunque hubieras tenido mi edad, no lo
hubieras hecho.
La
calle, sobre todo cuando cae la noche, es una jungla. Vuelves a casa, sola y
caminando porque estás a dos minutos de tu portal. Pero esos dos minutos pueden
ser eternos. Detrás de cada esquina, en el recoveco de los portales, tras un contenedor de basura te
puede salir un depravado y hacer contigo lo que le plazca. Si tienes valor de
luchar, intentará usar su fuerza y disfrutará viendo cómo te vas agotando. Si
el miedo te paraliza, disfrutará de tu silencio. Pero la historia no acaba
aquí. Cuando cuentes lo que te ha pasado tendrás que dar explicaciones sobre tú
vida, tus amistades, los lugares qué frecuentas… Porque en esto, poco ha
evolucionado nuestra sociedad respecto a aquella mentalidad de la dictadura en
la que la mujer era un mero objeto. Bueno, quizás algo haya cambiado. En esta
sociedad en la que nos gusta tanto compartir, los depravados disfrutan
compartiendo a la víctima, se sienten gloriosos por su trabajo en equipo, por
sus hazañas grupales. Yo no quiero dejar de salir sola a la calle, cuando,
donde y como me apetezca por miedo a que me pueda pasar algo.
El
8 de Marzo del 2018 es un basta ya a esto, basta de que nosotras no podamos
tener libertad para movernos por las calles. El 8 de Marzo, las calles las
haremos nuestras.
Cómo
te explico yo, abuela, que cuando me decías que era muy lista y que con mis
notas llegaría muy lejos, llegué tan lejos que hasta crucé el Atlántico para
irme a trabajar porque en España, antes de la crisis, nada era suficiente y,
desde que llegó la crisis, estoy sobre-cualificada. ¿Ves?, no hacía falta
estudiar tanto para estar un mes sí y al siguiente también en paro.
Siempre
dices que tu pena es no haber podido estudiar. No tengas pena, que ya estudié
por ti y, como ves, mi vida está lejos de ser una vida acomodada. Una tesis
doctoral, 6 años trabajando en ciencia fuera de España, 3 idiomas hablados
perfectamente, por no decir todos los añadidos que tengo en formación y
experiencia. Pero, no basta. Trabajos precarios, sueldos de mierda, eso sí, a
nadie le tiembla la mano para aprovechar los conocimientos extras que tengo,
pero a cero euros, que estamos en crisis. Y, si no te gusta, ¡te vas!
Por
no decir que, los 36 años, esa edad en la que tú y mi madre ya teníais toda la
vida organizada, para mí es como vivir en la incertidumbre de los 20. ¿Sabes
que en cada entrevista de trabajo me preguntan por mi pareja, si tengo intención
de tener hijos? ¿Sabes que tengo que dar explicaciones de por qué decidí
venirme a vivir a Navarra? ¿Sabes que en cada entrevista tengo que mentir sobre
mi vida personal? Por no hablar de la sorpresa que genera mis años en
Argentina, “¿pero te fuiste tú sola a vivir allí?”. Y cuando oigo esa pregunta
de gente que me entrevista para un puesto de trabajo, no sé si estoy hablando
con gente de recursos humanos o contigo. Porque esta pregunta me la habrías hecho
tú, abuela. Pero tú, no con maldad, si no como alguien que tuvo que vivir otra
época y que educaron en otra mentalidad. En ti lo entiendo, que ni siquiera
terminas de entender cómo usar el móvil, pero no la concibo ni la tolero en
gente que se prodiga con sus móviles de última generación, tablets y otros
aparatos que les sirve para disfrazarse de “modernos”. ¿Modernos?
El
8 de Marzo es un basta ya. Tendré hijos si me da la gana y, no, a nadie le
importa mi vida privada si lo que está buscando es una trabajadora. Ya basta de
que en nuestro CV pese más nuestro útero que nuestros méritos.
Ya
ves, abuela. Estamos en el 2018 pero aún luchamos por ser libres y por la
igualdad. A veces, entiendo a la otra abuela. Ella prefirió desconectar su mente
de este mundo y, quizás, tenga razón porque supongo que tiene que ser duro ver
que lo único que avanza es “el internet”.