domingo, 14 de octubre de 2012

Viaje al Lago Baikal (III): toma de contacto, entonces, ¿repetimos?

Como en cualquier trabajo, antes de empezar, hay que saber qué es lo que hay que hacer. La que sería la primera jornada de trabajo para mejorar el camino, la hemos dedicado a revisar las condiciones de éste. 
El camino en el que íbamos a trabajar era el mismo por el que había llegado yo la noche anterior. Cuando Marta y yo nos enteramos, nos surgió la primera cuestión: ¿qué había que mejorar en un camino que estaba en perfectas condiciones?
A mitad de camino, cuando la brigadier* nos iba a explicar qué había que hacer en el camino, la primera división de opiniones fue evidente en el grupo. De un lado estábamos los procedentes de centro-oeste de Europa y el australiano. Por otro, las originarias de Rusia. Nosotros veíamos el camino en perfectas condiciones. Además, pensábamos que, ensancharlo más, como inicialmente propuso la brigadier favorecería la llegada masiva de turistas que, realmente no tienen ningún amor ni respeto por la naturaleza. La sección eslava del grupo, sin embargo, tenía otro concepto de las cosas. Un camino más perfecto, favorecería que todo el mundo pasase por él y, no se creasen caminos alternativos así, los desperfectos al medio estarían sólo concentrados en una zona. 
Yo ya conocía el camino así que, volver a ver toda la basura que deja tirada la gente que va a acampar al Lago Baikal no me sorprendió. En el caso de mis compañeros, no sólo les llamó la atención que, una zona colindante a un área protegida, pareciese un estercolero sino que, estaban asombrados (de manera negativa) por la facilidad que había en la zona para el acceso a vehículos ya que, esto favorece la acampada de gente sin ningún tipo de conciencia ecológica.


Al llegar al pueblo, algunos han comprado vodka. Hemos comprado también comida para el grupo y, nos hemos vuelto al campamento. 


Tras la comida, Marta y yo hemos ido a por unos troncos secos de árboles caídos. Las otras chicas se han ido a bañar y, los chicos se han quedado cortando la leña que Marta y yo traíamos. En uno de nuestros paseos en busca de troncos caídos, los chicos han aprovechado para "refrescarse" con un poco de vodka. El caso es que, al regresar de nuestro último paseo en busca de leña, alguno de los integrantes del grupo estaba más que contento y, como en cualquier situación de este tipo, las risas del principio y, los vómitos del final fueron los que marcaron esta segunda noche del grupo en el Lago Baikal.



* Brigadier: general de brigada.


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