martes, 21 de mayo de 2013

La India, un místico desencanto. Parte I. HYDERABAD.

Aún recuerdo cuando me dijeron que iría a un congreso en la India. En realidad, nunca fue uno de los países situados en mi lista de países a visitar pero, esta era una oportunidad que no podía dejar escapar, entre otras cosas porque tenía que dar una charla en el famoso congreso.
Como nunca fue un sitio al que planease ir, tampoco fue uno de esos sitios por los que me interesé en saber la opinión de la gente que había ido. La mayoría hablaba maravillas de Nueva Delhi y del Taj Mahal, el resto de lugares parecían no existir.
Bueno, si la gente hablaba bien de estos sitios no debía de estar tan mal. No sólo hablaban maravillas de estos sitios sino que, además, nadie había tenido ningún problema para moverse por allí (más tarde comprobé que todo era debido a que estas personas hicieron su viaje a la India con un guía).

Primer destino: Hyderabad (ciudad situada en la mitad sur de la India y, como se puede comprobar si se mira un mapa, en medio de nada).
El congreso era allí e iba a durar una semana. Durante esta semana de congreso había programadas distintas excursiones para conocer la ciudad así que, no parecía que fuese a ser una mala semana.

El contraste cuando vienes de Europa al llegar a un país como la India es bastante fuerte. Hyderabad, aunque poca gente la conozca es una gran urbe con muchísimo tráfico y, por lo tanto muy ruidosa (una de las características en la India es conducir haciendo sonar el claxon constantemente).
Al llegar a Hyderabad me empecé a dar cuenta que, La India y yo no nos íbamos a llevar muy bien.

1. Wellcome to Hyderabad.
La ciudad nos recibió con manifestaciones violentas. Así que, cerraron la entrada al hotel y, lo único que iba a ser posible ver ese día era lo que sucedía en la calle.

Antidisturbios en la puerta del hotel. Rato más tarde de tomar esta foto, comenzó una pequeña trifulca entre policía y manifestantes. 

El congreso se celebraría en otro hotel distinto a donde yo me alojaba. Esa misma noche, mi jefe me invitó a cenar con él y otros científicos en el mismo hotel en donde se celebraría el congreso. La única forma de salir era mediante taxi así que, intenté pedir uno. En el hotel había un señor que se encargaba exclusivamente de eso así que, me acerqué a él. Muy amablemente me invitó a sentarme. Bueno, quizás no fue tan amablemente. A los pocos segundos me di cuenta de que me había hecho sentar para poder atender a toda la fila de hombres que, inicialmente, estaban detrás de mi pero que, aparentemente tenían prioridad a una mujer a la hora de solicitar un taxi. Cada vez que intentaba parar este continuo reguero de hombres colándose para pedir un taxi, el señor encargado me mandaba callarme y sentarme. Bueno, ya podía imaginarme lo que era ser mujer en este país.
Cuando conseguí pedir mi taxi, llegó mi segundo problema, siempre debido a lo mismo, ¡era mujer!. El taxista se negó a llevarme: "era peligroso llevar a una mujer y, encima europea". 

2. El segundo día, antes del comienzo del congreso, decidí ir andando hasta el hotel donde estaba mi jefe para encontrarme allí con él y otros científicos. 
Hyderabad tiene un lago gigante, llamado Hussain Sagar, con un Buda en la mitad que, cuando lo miras de lejos es realmente impresionante.

Vista del Buda gigante situado en el Hussain Sagar

No obstante, la India es un país de contrastes, como he dicho antes. Y, ciertamente, es un gran contraste encontrarte saliendo de un hotel de 5 estrellas (como en el que se celebro el congreso), con todo tipo de lujos y, nada más salir ver a la gente tirada en la calle, durmiendo en la basura, muriéndose se hambre. 

Imágenes como estas las encontré en el paseo que los organizadores del congreso nos recomendaron seguir si nos moviamos por los alrededores. Otras zonas no eran "recomendables" para los turistas porque "hay mucha gente pobre y no son buenos para los turistas". ¡Impresionante justificación!

Pelea por una rata muerta
Como siempre, gana el más fuerte
Este pequeño rebaño de cabrás estaban pastando justo en una zona de casas de laminas de hierro y madera al lado del hotel donde se celebró el congreso
Esta era la zona de alimentación para las cabras
Esto era lo que se veía cuando te acercabas a la orilla del Hussain Sagar también llamado Love Lake of the World
En realidad, a estas alturas (dos días después de haber llegado) ya sabía que la India no era un país para mi. No obstante esto no dejaba de ser una ciudad en la mitad de la India así que, en el fondo tenía la esperanza de que en mi siguiente semana recorriendo otros rincones del país mi percepción cambiase.

La verdad es que, no guardo muy buen recuerdo de la ciudad de Hyderabad. Ni siquiera la organización del congreso se ganó mis alabanzas. Y, es que, el tema de lo de ser mujer se iba haciendo más duro por momentos. Cuando preguntabas algo, nunca te respondían directamente, siempre respondían al hombre que estuviese a tu lado, si es que lo había, sino... quizás ni te respondían. Durante el congreso y, en la misma sala de conferencias, me robaron mi cámara (justamente con la tarjeta en la que había sacado las fotos de los monumentos de la ciudad, dejando, muy amablemente, todas las fotos anteriores de las ratas y otras lindezas para que, pudiese enseñar los "encantos" de la ciudad). Al principio, mi educación al estilo europeo, no me dejó entender cómo podían robar en un hotel de 5 estrellas de 120 euros/noche y, que no me hubiesen robado en la calle. Luego entiendes que, la gente que trabaja en estos hoteles, ganan si acaso, lo suficiente para vivir y para estar agradecido al dueño de la cadena hotelera el placer de que les exploten. Así que, nunca viene mal algún objeto fácil de robar a algún cliente del hotel para sacar un extra vendiendo lo que han robado y, acceder a estos objetos en la calle no es tan fácil, en un hotel de 5 estrellas el turista se relaja.

Al final, todo queda en anécdota pero, mi estancia en Hyderabad fue realmente dura. Es una experiencia que es difícil de contar, es complicado reproducir con palabras lo que uno siente cuando no puede moverse "libremente" por ser mujer; es difícil contar lo que piensas cuando intentan que contrates un guía para que no salgas a la calle solo y así controlar que no veas algunas realidades sociales "permitidas" en países como la India.

Algunas anécdotas fueron hasta "graciosas". Estaba yo sentada en la recepción del hotel (única zona con acceso a internet) cuando sentí un golpe en mi pie. Al mirar, vi una rata (tamaño chiguagua pero que se notaba que no pasaba hambre) que estaba cruzando la zona de la recepción. Nadie se movió, nadie dijo nada, es algo normal convivir con estos animales en un país como la India. Tampoco es raro compartir tu espacio con las cucarachas (aunque esta vez se había metido en mi bolsa de baño así que, la experiencia no fue tan "curiosa" como la de la rata).
Las ratas forman parte de la fauna más abundante de las ciudades  indias

Como he dicho antes, la India nunca fue un país que me resultase atractivo así que, quizás yo no sea la mejor voz para animar a nadie a que vaya. De todos modos, para ser justos además de toda mi percepción de aquel país y, más concretamente de Hyderabad, aquí os dejo algunas fotos que se salvaron de ser robadas.